Crónica de las desventuras de un crítico (y padre)
Diego Batlle
Estrenada el 17 de Julio de 2008
Calificación: *** (Máximo: *****)
High School Musical: El desafío(Argentina/2008). Dirección: Jorge Nisco. Con Fernando Dente, Agustina Vera, Delfina Peña, Walter Bruno, Andrea Del Boca, Adriana Salonia, Liz Solari. Guión: Pablo Lago. Fotografía: Rodrigo A. Pulpeiro. Edición: Jéssica Suárez. Dirección de arte: Margarita Jusid. Distribuidora: Disney. Duración: 90 minutos. Apta para todo público.
Los hijos, me decían hace bastante tiempo amigos que por entonces ya criaban a sus niños cuando yo aún no tenía ninguno, te llevan a vivir situaciones que nunca te hubieses imaginado. Anoche, sin dudas, fue uno de esos "momentos" propios de la estoica función paternal.
No es la primera vez que acompaño a mi hija Franca, de cinco años, con algunos de sus amigos (en este caso dos), a ver un nuevo subproducto de la inagotable e inmensamente rentable franquicia de High School Musical. Esta vez, por suerte, no fue un desabrido show On Ice, como el que padecí hace unos meses en la Rural, sino una interesante película (argentina y todo). Además, tenía la excusa perfecta: comentarla luego para OtrosCines.com.
El evento, que se realizó en un Gran Rex atiborrado de niños y preadolescentes generosos en exponer a cada segundo su poder de grito bien agudo, tuvo la acostumbrada autocelebración ("¡Qué gran película!", aseguraba sobre el escenario uno de los conductores del Zapping Zone del Disney Channel); "¡Es la primera producción original de Disney en TODA América latina!", arengaban los locutores a la multitud, como si todos debiéramos festejar semejante "proeza"; y todo concluyó, por supuesto, con la entrega de un disco de oro a cada uno de los nóveles actores/cantantes + Alejandro Lerner que, luego de ofrecer un popurrí de los temas del film, celebraron con nosotros la venta de 20.000 unidades de la banda de sonido.
Todo este racconto estuvo en sintonía con el espíritu Disney que reina en todas las presentaciones del holding. El problema, una vez más, fue que el emporio que más beneficios saca de los niños (o del poder adquisitivo de sus padres) se olvidó, una vez más, de... los niños. La organización volvió a ser pésima: las puertas se abrieron 45 minutos después de lo anunciado, cuando miles de personas se agolpaban en la entrada y los chicos sufrían por los apretujones y por la ansiedad. El ingreso fue un caos, con mujeres embarazadas, madres con bebés y niños muy chicos aplastados porque no hubo una mínima previsión (y les juro que armar tamaña función y show musical no fue para nada barato). Como espectador, y eso que ostentaba mis entradas VIP, sentí que era una víctima más de un enorme desprecio hacia la gente.
Eso no impidió, claro, que a los 5 minutos todos se olvidaran de semejantes atropellos, que los chicos posaran sonrientes para las cámaras del Disney Channel, que les pidieran autógrafos a Agus, Fer, Delfi, Walter, Gastón, Vale, Sofi y Juanchi (así se los conoce y se los nombra) o al mismísimo Adrián Suar, uno de los empresarios vinculados a este gran negocio, que incluye no sólo a Pol-ka y a Disney sino también a distintos sellos del Grupo Clarín como Patagonik Film Group o Artear y al que en algún momento también estuvo ligado a Ideas del Sur, de Marcelo Tinelli.
Ah, me olvidaba, después de la odisea para ingresar y antes del show de los nuevos ídolos adolescentes hubo una película, un remedo de High School Musical 1 y 2 (las originales norteamericanas), de Patito Feo, de Chiquititas y de cualquier producto que quieran imaginar en la línea de Fama. Aunque para Jorge Nisco (Comodines) el plano-secuencia es algo prohibido (todo es cuestión de "salpicar" el relato con una edición supuestamente vertiginosa), aunque hay que soportar los penosos unipersonales de Andrea Del Boca en plan ¿cómico?, aunque no todos los chicos son igual de simpáticos (la mayoría, de todas formas, está entre bien y muy bien), cabe decir que High School Musical: El desafío es un producto más que digno: bastante prolijo, cuidado, con un buen despliegue de producción, con un aceptable casting, con música (y números musicales) que no dan vergüenza ajena y con técnicos de primera línea que aportaron profesionalismo.
Ya sé, alguno me dirán que al lado de Hairspray o de Moulin Rouge estamos ante un musical de entrecasa, pero si uno se pone a comparar el acabado técnico y narrativo de este film con los del cine argentino pensado para las vacaciones de invierno de los últimos años se trata, casi, de una obra maestra.
En fin, ya me olvidé de los empujones que casi aplastan a mi hija y a sus amigos (una responsabilidad adicional, para colmo). Franca no hace otra cosa que agradecerme el hecho de haberla llevado y no deja de cantar una y otra vez la letra de El verano terminó, el leit-motiv musical del film. Todo bien, me rindo (yo también me sorprendo tarareándola). Ganaron (Franca y el mundo Disney). El año que viene, seguro, llevo también a mi hijo menor, Manu, que por ahora permanece ajeno al fenómeno HSM y sigue firme con sus autitos y sus torres.
Sólo les pido, entonces, a la gente de Disney (que hacen genialidades con sus socios de Pixar, que han armado los dos mejores canales de TV para chicos con joyas como Art Attack) que, para el próximo evento, se acuerden de que, además de orgullosos y leales consumidores de sus productos, también somos seres humanos.